Homero y los fotógrafos ciegos contra el INGUAT

Hoy conocemos -por la magia de estos
libros- la belleza de Helena de Troya y las guerras en su nombre o los viajes
de Odiseo por el mar de las sirenas, para citar un par de ejemplos. Son palabras
simplemente palabras que nos construyen en la imaginación los más espectaculares
o dramáticos temas de las acciones humanas.
En ese sentido, existe una
complementariedad entre la palabra y la imagen; esa relación dialéctica
construye los diversos universos para interpretar y exponer la vida misma; es decir existe una realidad circundante que
captamos y desde los tiempos de Homero podemos codificarla en signos para
recordar la historia. Por eso no hay contradicción alguna, son elementos
complementarios en el hacer humano, imagen y palabra para explorar nuevos temas
del acervo cultural, ahora, a nivel mundial.
Sin embargo, la disposición de los
signos que usan las palabras es el referente para explotar nuestra imaginación.
De esa relación, por ejemplo, Helena ha sido tantas veces pintada o
interpretada como artistas la han imaginado; desde las pinturas clásicas hasta
el hiperrealismo de una fotografía. Por eso construyo la hipótesis que el
lenguaje escrito nos alimenta la imaginación y todo fotógrafo que lee tiene más
potencialidades de expresar nuevos universos con sus fotografías; porque tiene
más imaginación.
Me he permitido la anterior reflexión,
porque hace unos días circuló en las redes sociales, como en medios tradicionales
la convocatoria del INGUAT a un concurso de fotografía para exaltar la belleza
de nuestro país. Concurso que -en
principio- podría parecer noble, pero al leer las bases uno se percataba de la
actitud leonina de quienes las habían diseñado, porque los participantes,
aparte de realizar su propia exposición, pierden de por vida sus derechos
autorales; esto último es acción ilícita
según la Ley de Derechos de Autor y Derechos conexos vigente en este país. La
propiedad intelectual de cualquier obra de arte es inalienable o sea no se
puede perder la autoría; pero los rapaces señores del INGUAT lo disponen en sus
bases que ellos pueden usar las fotos enviadas al concurso sin dar los créditos
respectivos.
Vaya suerte de tramposos que gobiernan nuestro país que crean un concurso para exaltar la belleza, pero le roban de una manera descarada la propiedad intelectual a sus artistas.
Vaya suerte de tramposos que gobiernan nuestro país que crean un concurso para exaltar la belleza, pero le roban de una manera descarada la propiedad intelectual a sus artistas.
Pero lo lamentable fue que muchos
fotógrafos o fotógrafas participaron, por lo que llego a la conclusión que son
ciegos porque no pueden leer y he aquí
una paradoja, ¿cómo Homero -sin el uso de su vista- logró crearnos referentes intangibles
en nuestras memoria y emociones?
Quienes convocaron a este concurso
son responsables de una acción punible, el Estado los debería perseguir; pero
eso es una fantasía porque este gobierno ha dado muestras totales de su
irrespeto a las leyes. Imagino, con
cierto dejo de desesperanza, si los
artistas no leen el futuro de nuestro país será de una miseria espiritual
espantosa, porque de los políticos no podemos esperar más que rapiña y
vandalismo.
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