sábado, 11 de abril de 2015

Homero y los fotógrafos ciegos contra el INGUAT

Hace casi tres mil años, un hombre ciego cantó la historia de la guerra, de los dioses y la condición humana. Al día de hoy, estos libros La Ilidada y La Odisea de Homero son considerados pilares fundamentales en la literatura occidental.  Los poemas dentro de los textos han sido fuente inspiración permanente en nuestra cultura que hasta Hollywood ha realizado varios filmes basado en estos cantos.

Hoy conocemos -por la magia de estos libros- la belleza de Helena de Troya y las guerras en su nombre o los viajes de Odiseo por el mar de las sirenas, para citar un par de ejemplos. Son palabras simplemente palabras que nos construyen en la imaginación los más espectaculares o dramáticos temas de las acciones humanas. 

En ese sentido, existe una complementariedad entre la palabra y la imagen; esa relación dialéctica construye los diversos universos para interpretar y exponer la vida misma;  es decir existe una realidad circundante que captamos y desde los tiempos de Homero podemos codificarla en signos para recordar la historia. Por eso no hay contradicción alguna, son elementos complementarios en el hacer humano, imagen y palabra para explorar nuevos temas del acervo cultural, ahora, a nivel mundial.

Sin embargo, la disposición de los signos que usan las palabras es el referente para explotar nuestra imaginación. De esa relación, por ejemplo, Helena ha sido tantas veces pintada o interpretada como artistas la han imaginado; desde las pinturas clásicas hasta el hiperrealismo de una fotografía. Por eso construyo la hipótesis que el lenguaje escrito nos alimenta la imaginación y todo fotógrafo que lee tiene más potencialidades de expresar nuevos universos con sus fotografías; porque tiene más imaginación.

Me he permitido la anterior reflexión, porque hace unos días circuló en las redes sociales, como en medios tradicionales la convocatoria del INGUAT a un concurso de fotografía para exaltar la belleza de nuestro país.  Concurso que -en principio- podría parecer noble, pero al leer las bases uno se percataba de la actitud leonina de quienes las habían diseñado, porque los participantes, aparte de realizar su propia exposición, pierden de por vida sus derechos autorales; esto último es  acción ilícita según la Ley de Derechos de Autor y Derechos conexos vigente en este país. La propiedad intelectual de cualquier obra de arte es inalienable o sea no se puede perder la autoría; pero los rapaces señores del INGUAT lo disponen en sus bases que ellos pueden usar las fotos enviadas al concurso sin dar los créditos respectivos. 

Vaya suerte de tramposos que gobiernan nuestro país que crean un concurso para exaltar la belleza, pero le roban de una manera descarada la propiedad intelectual a sus artistas.

Pero lo lamentable fue que muchos fotógrafos o fotógrafas participaron, por lo que llego a la conclusión que son ciegos porque no pueden leer y  he aquí una paradoja, ¿cómo Homero -sin el uso de su vista- logró crearnos referentes intangibles en nuestras memoria y emociones?

Quienes convocaron a este concurso son responsables de una acción punible, el Estado los debería perseguir; pero eso es una fantasía porque este gobierno ha dado muestras totales de su irrespeto a las leyes.  Imagino, con cierto dejo de desesperanza, si los artistas no leen el futuro de nuestro país será de una miseria espiritual espantosa, porque de los políticos no podemos esperar más que rapiña y vandalismo.

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