miércoles, 23 de agosto de 2017

La violencia del anticomunismo y los eclipses

Como premisa fundamental, querido lector/a, vamos a dejar en claro que el comunismo es una doctrina política, no una enfermedad.  Solo en la mentalidad retorcida de algunas personas, alrededor del mundo, como Joseph McCarthy, John Edgar Hoover  y otros, en la esfera local, como Mariano Rossell y Arellano o el mismo Carlos Castillo Armas interpretaron -para su conveniencia de lucro- que el comunismo era una enfermedad. Cité a estos personajes, precisamente de la década del cincuenta, porque fueron nefastos para la humanidad.

Debo usar la palabra nefasto porque personajes como ellos rediseñaron la sociedad actual desde la percepción violenta que impone el anticomunismo. Veamos el caso concreto de Guatemala, un país en el centro de América que siempre ha estado gobernado y regido por la derecha, quienes tienen por imposición la ideología del anticomunismo.

En este momento de la reflexión, algún “derechoso” saltará y me dirá que si no fuera porque la derecha actuó -con esa saña, agregaría yo- seríamos otra Cuba. ¡Qué triste su análisis!, es como pensar que te vas a ganar la lotería sin jugarla: uso el ejemplo de la lotería para que comprenda. Porque, explicar qué es la historia contrafactual, como modelo de análisis del tiempo, no tiene sentido en este espacio. Además, no hay peor ciego que el que no quiere ver. Uso, otra vez, un refrán popular porque el pensamiento de derecha -en términos generales- es muy limitado. También, porque no hay nada peor que un arribista de ultraderecha,  sin tener la posición económica para ejecutar el despojo sobre otras personas.

Es decir, la ideología anticomunista -que subvenciona al capitalismo- se define, en la práctica social, por la capacidad de despojo que le otorga el sistema a unas personas sobre otras. Incluso, lo legitima a través de la legalidad; el salario mínimo es la máxima expresión de esta estructura legal. Además, para explicarlo con simplicidad, no tiene sentido exponer qué es el comunismo, porque eso NUNCA lo ha vivido el país.

Todo esto lo reflexiono porque veo que el país se construye desde la esquizofrenia social: un sicópata evangélico atropella a unas niñas, la mafia del gobierno asesina a 42 niñas y otro niño -un desencajado, producto de las falencias que el sistema impone- entra a la sala de un hospital y dispara a quemarropa, entre otros terribles casos con la pérdida de vidas. Se extravió toda la dignidad humana; pero la ciudad se sigue cayendo y nosotros caminamos como autómatas.

Pero si la realidad no fuera evidente, por la violencia que el anticomunismo impone, alguna personas -con la maldad de la derecha- hacen circular por la red un video donde acusan a la diputada Sandra Morán; a la jefa del Ministerio Público, Thelma Aldana; y al procurador de los derechos humanos, Jorge de León Duque, entre otras personajes públicos, de ser los “culpables” de la muerte de las niñas del Hogar Seguro. Las 42 niñas que son ceniza en nuestros recuerdos.

¿De verdad? Es cuando creo que el país está en la miseria humana más grande. Porque creer que las personas mencionadas fueron las causantes de la muerte de las niñas es como creer que los eclipses son causados por dios, porque está enojado con los humanos.

Conocí a algunos supuestos analistas de derechas, tuve la paciencia de sentarme con ellos a conversar -en algún momento de mi vida- y es tan sencillo interpretarlos. Ellos no tienen análisis, esas personas emiten sentencias de poder, aunque la realidad les grite lo contrario. Mis palabras no están escritas con resentimiento, tal vez con dolor por el país que se construye cada día.  ¿Hasta cuando aguantaremos la violencia que impone el anticomunismo?


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