domingo, 16 de julio de 2017

El filo de la libertad y el último dios


Para aquella persona, quien creó un destello de felicidad…

Sin lugar a dudas, uno de los conceptos más complicados -amorfo por su composición- es el que intenta definir la libertad. Es usado por todos los bandos ideológicos hasta el manoseo absoluto. En nombre de tal precepto gritan, hasta se desgarran la ropa, los unos, como los otros y los opuestos.

El Hombre Vitrubio, Leonardo da Vinci.
Al final, la tan consabida libertad -de todas las personas- tiene que ver con la comodidad que tenga cada una, el nivel de confort que anhelan y cuando este corre peligro, gritan los unos, los otros y los contrarios. Por lo que, sin temor a errar, considero -querido lector- que la libertad está condicionada por ese juego precario de equilibrios entre lo posible y probable.

Esta necesaria reflexión, viene al momento, porque hace unas semanas un joven evangélico, Jabes Meda, -esos que creen en dios- atropelló a unas escolares, quienes protestaban por las falencias que el Estado tiene en relación con la educación pública.  Por cierto, un Estado que ejecuta los intereses de los empresarios a través de sus gobiernos títeres, pero eso es tema de otra columna.

Lo doloroso de esta acción de violencia, que cometió este sicópata, fueron las reacciones de una parte de la población “chapina”, quienes opinaron -en la redes sociales- que la libertad de locomoción del referido joven era más importante que la vida de la joven Brenda, quien -por cierto- murió.  Entonces, ¿la libertad de locomoción del joven es más importante que la vida de la joven? Es una pregunta, que usted -querido lector- tendrá que resolver. 

Lo trágico de tal asunto, a nivel social -que pude observar por la columna de opinión que escribí- fue que lo hice desde la posición de las llamadas “sagradas escrituras”. Es decir, cité parte de la biblia para crear la reflexión. Aparte de los mil insultos que recibí, porque en su justo momento me permití expresar que el dios de los cristianos no existe. Porque si en nombre de ese dios se asesina, como ha sucedido en la historia, no tengo voluntad de creer en algo malvado. Pero si no me creen, lean la biblia, allí están consignadas todas las masacres y genocidios que en el pasado se cometieron en nombre de ese dios; además, las guerras que se viven en la actualidad muchas invocan a ese dios. Por último,  el sarcasmo con que llegó a tribunales este joven -cuando fue capturado- y dijo, “dios me ama”.  ¿Qué dios mas psicópata? NO me vengan a citar posibles actos de bondad de este dios, porque todos esos actos son creación humana.

Cristo San Juan de la Cruz. 1951. Salvador Dali.
Para concluir, igual queda el derecho a la libre expresión de los lectores de insultarme, porque los saqué de su zona de confort, es decir, negar la existencia en su dios; como mi libertad de expresar la negación de este supuesto ser superior y reflexionar sobre otros elementos sagrados, tal vez más audaces. Donde me veo en la necesidad humana de creer en nuestra infinita capacidad creadora como especie, en el amor al prójimo que se traduce en un acto de solidaridad o revelar la ternura de mis seres amados en un poema. Esos son elementos sagrados de orden humano, porque no puedo dejar -desde mi posición- que la vida me la imponga un ser imaginario y castigador. Además, en nombre del cual han ejecutado violencia. Es mas arriesgado tener fe en lo humano, lo sé; pero tomo ese compromiso para construir un futuro mejor para todas y cada una de las personas de la humanidad. Porque lo acontecido en nombre de ese dios ya demostró que no tiene un buen resultado.


Lo que muy pocos lectores observaron fue que la columna era un homenaje luctuoso por la vida de Brenda Dominguez y su familia. Entonces, concluyo que la crisis social que estamos viviendo tiene ese referente esquizofrénico, donde algunos ciudadanos pueden ejecutar violencia a su antojo. ¿Será su libertad de movilidad? o ¿su libertad de creencia?

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