El poder no se discute, se ejecuta. Una
máxima deliberante que todo militar debe cumplir. Hoy -otra vez- el ejército
nacional del país se apresta para enfilar sus armas contra todo aquello que
destruya el orden pre establecido del grupo hegemónico. Es decir, en la lógica elemental de los
militares, “el rico debe ser más rico y el pobre -si protesta- es comunista.” La ironía de mi frase es evidente y sería un
buen sarcasmo si no fuese tan cruel el hambre.
Pero, ¿qué puede comprender del hambre un
militar o una persona riquilla? Nada. La noción limitada que tiene de la vida
es el arribismo. Escalar sobre los demás para obtener algunos beneficios,
que a Judas -para citar algo que comprenden-
le daría lástima o vergüenza. Estos militares o riquillos venden o
traicionan la vida por menos treinta denarios. Son pobres mentales.
Pero él -como los otros riquillos- y los militares
del país son apenas aprendices de malosos. Los dineros que se roban alcanza
para demostrar su ignorancia. He tenido el desagrado de conocer a algunos de
forma personal. Son tan torpes que su miopía económica no les permite ver más
allá de su pobre cuenta bancaria. Se
conforma con las migajas del despojo. Es decir dentro de la lógica del gran
capital a estos serviles les queda como opción de explotar a los pobres de sus
países para tener algún beneficio y lo hacen de mala manera.
Pero si los pobres gritan sus derechos,
sobre todo porque nadie se quiere morir de hambre, los serviles -véase Jimmy y
sus secuaces- contra gritan “comunismo”. Aquí cabe una obscenidad, querido
lector, pero me abstendré de escribirla por el respeto que me merecen como
lectores.
Pero la historia llora sangre y estos
bastardos del gran capital, compréndase Jimmy y sus adeptos, son capaces de
asesinar arbitrariamente para mantener sus limitados beneficios. Porque son tan
lambiscones o ignorantes que no pueden negociar mejores condiciones en el mercado
mundial para “sus” productos de agro-exportación. Les es más fácil, adiestrar -adoctrinar es la
palabra que les gusta a los riquillos- a unos cuántos seres, convertirnos en
militares, darles unos cuántos garrotes que les tira el gran capital para
reventar los cráneos del hambre. ¡Qué triste la condición del ser que tienen
estos riquillos!
Por eso estos aprendices de dictador, que los
hay por todo el continente, unos más torpes que otros, ni siquiera comprenden
de los gigantes de siete leguas en las botas, para citar a José Martí. Cuasi dictadores,
quienes en su arrogancia intentan la desinformación en sus espacios
“nacionales” y no comprenden que sus actos no quedan impunes, porque al comercio
de la información le conviene vender los paquetes de datos para que todos
tengamos acceso a la internet, así destruya -incluso- a estos aprendices de dictador Así qué, “hasta la vista", dictador.
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