jueves, 26 de noviembre de 2015

Las guerras de Occidente

Hoy se disparan las alarmas del terror en Occidente y Francia  grita -a los cuatro vientos- el horror de un atentado con disparos en la Ciudad Luz, París.
Ante la tragedia de los hechos, los ingenuos se desgarran las vestiduras y colocan su foto del face con los colores de la bandera francesa; los noticieros -CNN y asociados- encienden la pira y los comentaristas atacan feroces a los monstruos terroristas; mientras tanto, los magnates de la guerra -con sus banqueros- engordan felices ante la violencia provocada por su avaricia.
En el equilibrio del poder se debe destacar que los representantes del Estado francés -como debe ser ante la afrenta- han lanzado una consigna de venganza contra los "terroristas". Al día siguiente levantaron otra vez sus aviones militares y bombardearon con más ahínco la ciudad de Siria.
Porque si no lo sabía, querido lector, Francia y sus aliados tienen años de estar destruyendo el Medio Oriente, o -acaso- se les olvidó el niño ahogado que amaneció como dormidito en una playa vestido de rojo, quien junto a sus padres trataba de huir de las bombas que los intereses mezquinos hacen llover a diario en las ciudades como Siria.
Siria es un país como muchos otros, tiene un espacio geográfico y la belleza del paisaje, una población con sus creencias religiosas, ritos anuales y personas de todo calibre con sus contradicciones; desde seres nobles hasta viles y malvados; éstos últimos se prestan -por ambición también- para destruir a sus "compatriotas" y poner el espacio geográfico a disposición de los poderosos.
Además, Siria es un paso estratégico para el agua, el petróleo y gas de la península del Bósforo. Estos recursos son utilizados por los europeos -incluye rusos- para vivir el placentero sueño de Occidente y no les importa a quienes deban destruir.
Toda guerra es una causa económica disfrazada de cierto mito nacional o escondido en los dogmas religiosos; mitos y creencias que sirven para impulsar el fanatismo de los combatientes. Pero se debe resumir, "alguien vende las armas y otros ponen los muertos".
niño sirio mira el mar desde la eternidad

Hoy y siempre la violencia es la imposición del poderoso y la reacción de la víctima, en raras ocasiones, es un zarpazo desesperado por el dolor de sus muertes.
Porque un verdadero acto de terrorismo es aquel que se legitima con la ideología del poderoso y no la acción desesperada y pobre de un grupo desquiciado por el dolor.
Esta guerra de Occidente es un juego estratégico de magnates, ninguno de estos señores conoce la fe religiosa o la ideología partidista, saben únicamente del dios del dinero. Atrás de Hollande están Putin o Merkel y una sarta de terribles y canallas gobernantes, quienes empuñan sus báculos y sonríen por sus ganancias con los otros señores de la guerra.
En lo personal me queda invocar, con estas palabras, un acto de esperanza por el mañana, tal vez sea triste porque todo acto de violencia es doloroso.

"cuando las palabras no tienen retorno o el cielo pierde a sus dioses. todo el miedo del mundo cabe en el llanto de un niño frente al mar. porque las olas no traen el mensaje del alba y el camino lo trazan las despedidas sin horizonte. allí las personas caen a  la mitad de una calle en blanco y son una fecha póstuma -sin membrete- en el calendario de la guerra." 

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