No a la guerra
Cada día la
política local como la internacional me deja con esa desazón en los
sentimientos, creo que la humanidad, por su tremenda estupidez, está condenada
a extinguirse. Los ejemplos alrededor del mundo son atroces y aterradores; pero
la pequeña escala de nuestro país es un ejemplo paradigmático de lo insensato
que puede ser un gobernante y sus élites del terror.
Recuerde que hace
más de un año, una multitud constituida por más de cien miles personas salimos
a la calle a protestar por los altos índices de corrupción que había establecido
el gobierno del entonces presidente Otto
Pérez Molina. Quienes participamos, saboreamos -por breves instantes- una
gesta cívica que creó, en su momento, la posibilidad de empezar a construir un
país diferente. Es decir, le creamos fisuras al muro de la corrupción que, al
día de hoy, estamos tratando de sellar con procesos justos y dignos para los
corruptos, aunque estas personas hayan matado de forma directa e indirecta a
miles de guatemaltecos.
Sin embargo, llegaron
-otra vez- las elecciones y estamos en una de las peores encrucijadas como
nación; toda esperanza se fue por el caño a causa de la politiquería nacional.
Basta citar, en ese aspecto, a los mediocres parlamentarios y sus prácticas
terroristas de corrupción, al imponer cuotas para los nefastos correligionarios
del arribismo local. Allí los tiene extorsionando, desde su posición de poder,
a los miembros de su mismo partido. La gobernadora de Alta Verapaz es testigo
de primera línea.
En ese sentido, Ustedes
-queridos lectores- no me dejarán mentir, pero un presidente electo
democráticamente, quien le ofrece a un ser malvado como Donald Trump mano de obra barata para construir un muro que divide
la condición humana, es solo la consecuencia normal de un visión perversa y
mezquina; una moral maldita. Porque nadie debe estar en condiciones de miseria
en el plantea, pero el sistema económico que tenemos -constituido a través del
despojo- empuja a millones de individuos a padecer esta condición, se mueren de
hambre. En consecuencia, solo un hombre con tanta miseria espiritual podría haber
dado una declaración como la que expuso el señor Jimmy Morales ante la prensa en New York.
El Muro de Adriano en Inglaterra. para marcar frontera y dividir en la guerra. |
Este personaje
de la televisión cómica y programa de show barato, el presidente de Guatemala,
está creando las condiciones propicias para que todo se vuelva un zafarrancho y
millones entremos, desde su maldad, a la guerra. Porque es más fácil gobernar
un país en estado de excepción, porque puede aplicar el terror desde su dedo;
hay tantos ejemplos en la historia de la humanidad, pero recordemos al General Ríos Montt y sus tribunales de fuero
especial, fusiló a quien se le dio gana.
Desde mi
posición rechazo la guerra, desprecio a todo ser que se impone por la violencia
de las armas, comulgo con el diálogo y respeto -ante todo- con la dignidad
humana. Sin embargo, a pesar de mi declaración de principios de respeto y
diálogo, intuyo que los señores de la guerra y los fabricantes de armas nos
empujaran a vivir, otra vez, una era de terror. Mis palabras un anhelo de paz,
la cual comienza solicitando la renuncia del señor presidente. Las razones son
obvias, como las expuestas. NO A LA
GUERRA.
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