viernes, 10 de marzo de 2017

#8 de marzo niñas de fuego o la patria de las desigualdades

La rabia te estalla en los puños por la violencia del Estado contra las niñas. Lees comentarios de indignidad -en las redes sociales- de las personas progresistas. Mientras que los creyentes -de cualquier cuño- se quedan callados; los mezquinos empresarios se hacen los distraídos porque eso no les hace un hoyo en su miserable bolsillo; los corruptos burócratas -desde el presidente hasta el guardia de seguridad- evaden responsabilidades y los militares con su acostumbrado servilismo no se pronuncian  porque la muerte injustificada de estas niñas no les afecta.

La hipocresía toma forma. Hoy tengo la certeza que estos cuatro sectores -creyentes, empresarios, burócratas y militares- han destruido parte el país. Sin embargo, a pesar de la maldad con que tratan a la población, la patria logra un cierto equilibrio. Hasta que un hecho tan doloroso -la muerte de 37 niñas- desencadena un ola de indignidad y al final no pasa nada. Mañana otra nota alarmante cubrirá el país y los militares seguirán con su actitud servil, los empresarios pagando salarios de hambre, los creyentes orando y, pues, los burócratas -como el presidente- robando.

Lo preocupante es cómo se logra este equilibrio social. Porque -la sociedad- nos involucra a todas y cada uno, aunque usted no lo crea. Entonces, te debes preguntar: ¿Qué beneficios obtenemos de esta sociedad desigual? ¿Cómo aprendemos a movernos para sobrevivir entre tanta contradicción? Por lo que, llegas a la terrible conclusión que la mezquindad es el valor más alto que se promueve intrínsecamente en cada ciudadano.

La lógica para sobrevivir te empuja a pasar sobre cualquiera, no importa quien sea. Al final, para que usted o yo querido lector no perdamos esos pequeños o muchos beneficios que obtenemos de la sociedad, todos nos movemos en esa dirección de arribismo y destrucción.

Por ejemplo, podemos protestar desde la comodidad de nuestro teléfono inteligente, desgarrarnos las vestiduras por los males sociales o robar desde la legalidad del sistema de terror como los empresarios, quienes pagan una miseria de salario y se jactan diciendo que gracias a ellos el país tiene “desarrollo”.

Este modelo de sociedad se estructura desde la violencia del comportamiento patriarcal. Por lo que, los creyentes con su dios todo poderoso; los militares con su jerarquía de comandantes fanáticos; los empresarios con sus cúpulas de poder y los burócratas con sus roscas del amiguismo encajan perfectamente en este tipo de pensamiento. Son sectores falocéntricos y homófonos. Además, reproducen cotidianamente el comportamiento patriarcal hasta que estalla la muerte de forma estrepitosa. Porque siempre hay, en este modelo social, una muerte silenciosa todos los días. El patriarcado crea una sociedad desigual.

37 niñas calcinadas te debe incitar a cuestionarte porqué se da un hecho tan doloroso. Todos los que tienen ese pensamiento patriarcal te dirán que la culpa se debe a la desintegración de la familia; entonces, ¿por qué se desintegra la familia? Acá ensayarán un montón de incoherencias; como, porque los padres no son responsables y bla bla bla. Mentiras que limpian las “buenas conciencias” para no perder los pocos o muchos beneficios que le arrancan a las demás personas en la desigual sociedad que vivimos.

37 niñas de fuego como las mujeres de las fábrica textil, quienes fueron quemadas un 8 de marzo en 1908, cuando los malditos empresarios se negaron a darles mejores condiciones de vida por las extenuantes jornadas de trabajo. 

Hoy estas mujeres son -en nuestra memoria- el fuego que renace para construir una sociedad con equiedad. Esta niñas que murieron calcinadas -por la mano criminal de un funcionario corrupto, quien iba a ser denunciado por trata de personas- deben ser un símbolo para la dignidad del mañana de todo el planeta. Porque mientras la sociedad -todas y cada uno- mantenga ese perfil de mezquindad, podremos ver caer el mundo hasta que toque a nuestras puerta y lo destruya a usted.

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