En la actualidad, los medios corporativos de comunicación exponen de forma evidente su posición ética-filosófica de rapacidad contra las mayorías; es decir, toda aquella información que atente contra sus paradigmas del dinero-poder hay que desvirtuarlos o, en el peor de los casos, destruirlos. Sin embargo, la dinámica de la revolución digital tanto a los directores de los corporativos como a sus dueños los sobrepasó, se les escapó de las manos el monopolio de su verdad, que solo ha intentado —durante décadas— desinformar a las personas para el beneficio de los poderosos económicamente.
La realidad existe, es una; además tiene múltiples interpretaciones; tantas como opciones sobre la protesta se presenten. Pero la bandera de la causa humana, la dignidad a favor de la mayoría, siempre flamea en el horizonte. Hace un par de días me llegó un vínculo virtual con un programa periodístico en argentina, donde el conductor, Horacio Verbitsky, —un destacado periodista de la disidencia— emitía comentarios a mansalva, con fuentes de dudosa procedencia, contra el presidente de México; Andrés Manuel López Obrador.
Aunque aseveran conocedores en la materia que el referido periodista presenta siempre sólidas investigaciones, con el famoso dato duro, su posición —en este comentario— con relación a la política del actual gobierno de México, la 4ta transformación, es por demás tendencioso, falta a la verdad de las mayorías. Para empezar, cita como fuente a un diario neoliberal, Financial Times, de origen inglés, obvio, con los postulados de la economía imperial, acótese el neoliberalismo en toda su extensión.
Basta con dar una leve lectura a las columnas de opinión así como el perfil del editorial del referido diario para tener una idea clara cuál es la ideología imperial que sostiene la publicación. Tengo la leve sospecha que el nombrado periodista, en su alocución radial, tomó como referencia la columna The militarisation of Mexico’s economy. The influence of the armed forces has grow dramaticaly under Andrés Manuel López Obrador. But the critics say there is not accountabilty or transparent… (La influencia de las fuerzas armadas ha crecido dramáticamente bajo Andrés Manuel López Obrador. Pero los críticos dicen que no hay rendición de cuentas ni transparencia…) NO vamos a traducir todo el artículo, aparte de pagar por leer una serie de incongruencias, la pregunta se hace evidente, ¿quiénes son los críticos de la 4ta transformación?
Los críticos del actual gobierno de la 4ta. transformación son, en particular, todos aquellos expresidentes con sus allegados, quienes se enriquecieron de forma ilícita con el erario público durante sus mandatos, sexenios; son personajes que al amparo de lo “oscurito” hicieron jugosos negocios, con lo cual beneficiaron algunas empresas europeas o norteamericanas.
Andrés Manuel López Obrador marcha: 28 de noviembre de 2022 |
Estos renombrados críticos, los expresidentes, tres se encuentran viviendo la vida de lujo-derroche en España, país que les otorgó visas doradas: Salinas de Gortari, quien inició la privatización de todas las empresas públicas; Felipe Calderón, quien declaró la supuesta guerra al narco. En la actualidad su secretario de seguridad, Genaro García Luna, purga prisión en una cárcel de New-York, porque la supuesta guerra de narco fue criminalizar a los otros carteles de la droga para beneficiar a uno en particular, así como a la población civil, para justificar un operativo militar norteamericano: “Rápido y Furioso”; no lector, no es chiste, así lo nombraron como las películas de acción de cine norteamericano; pero ingresó al territorio mexicano toneladas de armamento lo que generó, hasta la actualidad, una terrible ola de violencia.
Expongo lo anterior, porque el referido periodista, suelta una frase con un índice de injuria sin tratar de explicar la dinámica de los procesos sociales; como que la violencia se engendrara del vacío o la nada, sin atender la explicación de la pobreza, marginación, pero sobre todo, de la violencia sistémica del neoliberalismo: la venta de armas como un gran negocio. Al final, el último de los críticos es el ex presidente Peña Nieto, quien terminó de concesionar todo el subsuelo mexicano a las empresas mineras con fachada canadiense pero que responden a intereses de los corporativos norteamericanos. Se tiene un estimado que los 36 años de período neoliberal, con sus expresidentes, le extrajo al subsuelo mexicano más que los 300 años de la colonia española.
Sin embargo se mueve, diría el astrónomo. Allí la paradoja de la falsa información se cierra, porque las obras concesionadas al Ejercito Nacional están en marcha, muchas han sido concluidas o a meses de su conclusión: véase el Tren Maya, —1540 km de tramo ferroviario—; el Tren-Transístmico con sus dos puertos de Coatzacoalcos y Salina Cruz; transito de mercancías del Océano Pacífico al Océano Atlántico; para citar algunas. Recordé, por mi sentido de pertenencia latinoamericano, el día que tuve la oportunidad de visitar la pequeña comunidad “Las Cuevas”, en Mendoza. Un cierto aire de desamparo me atajó al ver aquella monumental obra ferroviaria, el Tren Interandino, tirada en el abandono. ¿Quién se benefició con la destrucción del transandino?
Es evidente que los medios corporativos de información, Finacial times, estarán, por principio ético, en contra de todos los beneficios que puedan otorgarse a las poblaciones marginales históricamente desplazadas de la zona de bienestar. Podemos inferir que el periodista, Horacio Verbitsky, desconoce la historia de México, por lo cual, me permito hacer una breve síntesis. Fue un general, nuestro General Lázaro Cárdenas del Río quien, en el año 1938, nacionalizó el petróleo en el país, a costa incluso de una posible ola represiva de violencia contra la nación por parte de las compañías petroleras norteamericanas. Esa nacionalización permitió a México un crecimiento sostenido durante décadas, hasta que llegó la era neoliberal: 1988-1918.
Uno de los detalles históricos a destacar es que el Ejercito Mexicano se forjó al amparo de la revolución de 1910. ES un ejército hecho de pueblo, con esto no quiero expresar que la institución no tenga zonas oscuras o épocas de terror. Basta acotar, que la peor masacre fue la de Tlatelolco, ocurrió bajo el Gobierno civil de Gustavo Díaz Ordaz, a solo unos días de realizarse los Juegos Olímpicos en México, hubo una movilización inédita en su tiempo de la comunidad de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y del Instituto Politécnico Nacional (IPN), que el presidente Díaz Ordaz ordenó matar a mansalva a miles de estudiantes. Hoy en el lugar se tiene un monumento-memorial, no se sabe aún la cifra de muertos, pero fue un civil, el expresidente Díaz Ordaz, movido por ese odio anticomunista para que disparara contra la población civil.
Otro hecho relevante fue que el gobierno de Peña Nieto, ahora exilado de oro en España, ordenó perseguir – criminalizar a los estudiantes normalistas de Ayotzinapa como de otras escuelas normales, se les consideraba enemigos del Estado. Es el hecho luctuoso que aún nos conmueve, la desaparición de los 43 jóvenes estudiantes; esta acción fue una obra en conjunto, con las fuerzas más violentas de la sociedad: las autoridades locales, un alcalde de terror, los grupos de narco-tráfico, la policía municipal, la policía federal y, por último, también el ejército, bajo las órdenes de un civil.Acoto que fue le presidente Andrés Manuel López Obrador quien informó a la población que la desaparición de los 43 de Ayotzinapa fue un crimen de Estado.
Estimado periodista, Horacio Verbitsky, lo invito, desde la ética de la verdad: dignidad de las mayorías, a revisar sus comentarios sobre México; porque me permito hacer de su conocimiento que el Presidente López Obrador, ha impulsado una campaña a favor de Argentina para que el pago de esa ignominiosa como imaginaria deuda en los papeles del Fondo Monetario Internacional se renegocie, para que no cobre con la dignidad de millones de argentinos las monedas de la avaricia. Ese solo gesto, merece —desde la posición de las personas comprometidas con el bienestar de las mayorías— nuestro respeto. No impongo clases de moral ni acción religiosa para determinar la verdad. Presento el respeto como causa común para debatir sobre las políticas públicas de México, para México y el resto de “Nuestra América”.
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