Sandra Torres al filo del basurero de la historia
Hay que tener poca valía política para hacer una declaración, tan
proterva, como la de Sandra Torres, quien asegura que no desea “el comunismo
para el país”, de ganar el partido político Semilla. Ella es una mujer
arribista, no lo expreso desde mi condición de ciudadano, los hechos políticos
de su conducta acomodaticia revelan a una personaje desesperada por asumir el
poder. Para ejemplificar al lector, ella pasó del espectro político de una
visión social-demócrata ––que la oligarquía en Guatemala considera comunista–,
a la visión anticomunista para acomodarse en el favor de las élites
“criollas”.
Durante décadas se le acusó de ser una “guerrillera”, quien tomó
las armas; incluso hubo fotografías que la retrataban con el atuendo
militar-guerrillero. ¿Foto montajes de las famosas “fake news”?, ahora, no lo
dudo. Esa persona es, sin lugar a dudas, un ser grosero, a quien le urge
ocupar el cargo de presidente para sentarse en el poder político, con el
objetivo de servirse del mismo con cucharadas de corrupción.
Comprendo, como
lo ha analizado buena parte del continente, que este tipo de políticos
arribistas, véase: Sandra Torres; Milei, de argentina o Fernando
Villavicencio, de Ecuador; que se sospecha que la misma derecha mandó asesinar
por resultarles incómodo. Ellas y ellos son ese lado nefasto del espectro de
la política local -de cualquier país- en contubernio con las trasnacionales
del poder económico para precarizar a las poblaciones; pero sobre todo unos
simples advenedizos en el arte del poder. Si lo expresáramos a la vieja
usanza, lamen la bota que los oprime para obtener algunas migajas de la
riqueza que les dejan tiradas los oligarcas internacionales.
El país, la
pequeña republica, como la nomino con ternura, despierta en contra de la
avaricia de los viejos políticos. El presidente saliente es la vergüenza de un
mediocre, (no pondré su nombre para que se olvide de la memoria histórica)
acusado -nunca olvidar- de limpieza social en la cárceles; ahora el
acomodaticio ladrón lleva en su haber, también, actos de enriquecimiento
ilícito; pero sale a refugiarse en el Parlamento Centroamericano. Acotación
necesaria, el Parlamento Centroamericano es un instancia política vital, el
cepo que tiene es que está tomada por las ultras-derechas conservadoras de los
países miembro, con una limitada visión política, que para lo único que sirve,
en la actualidad, es para dar cobijo a todos los expresidentes, recalco, todos
acusados por actos de corrupción, con enriquecimiento ilícito.
Escribo estas
reflexiones a pocas horas del cierre del “balotaje”, (vaya palabra agringada)
de la segunda vuelta como se estila en el negocio de las elecciones en todos
los países; con argumentos tan baladíes como “la fiesta cívica de las
elecciones” o “la democracia del voto”: esas segundas vueltas son simplemente
el hecho de hacer negocio con las imprentas o los fiscales de mesa o dar
“circo” adecuado según la antigua política romana; pero sí, se les olvida el
pan.
Los retos del Partido Semilla son de extremo delicado, por una parte tienen a la vieja como ortodoxa oligarquía, por otra parte en contubernio a las trasnacionales con la rancia oligarquía; también a la oligarquía en comunión con el Ejercito Nacional para asegurar zonas de influencia del narco-tráfico. ¿Habrá algún general en el país que no orine los muros? En síntesis, los retos de gobernar un país que pasó casi 50 años de anticomunismo como modelo de política, (1954-1988) a más de 30 años de neoliberalismo con más anticomunismo es difícil, (1996-2023). Es realmente un reto enorme, pero hay una mayoría dispuesta a dar los pasos necesarios.
Queridos y queridas
partidarios de un país sin corrupción, miembros o no de Semilla, quienes
aspiramos que exista una leve distribución de la riqueza a favor de las
mayorías, que las personas no mueran de hambre o se vean obligadas a emigrar
para ganarse la vida. Con ustedes, con nosotros me levanto a caminar. Desde la
trinchera de éstas palabras nos sumamos a la causa de las mayorías. ¡Viva
Arévalo!
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