sábado, 5 de marzo de 2016

La política local un mal chiste

Cada mañana, usted -querido lector o lectora-, cuando se enfrenta a su vida cotidiana conoce, a veces sin querer, las necesarias y consabidas noticias de la vida política de su "patria".

En ese momento, a menos que sea usted un político corrupto -porque aclaro que el 99.9 % de los políticos son corruptos- se verá en la necesidad de pensar que un mundo diferente es posible, tal vez en una isla solitaria donde la vida no sea esta construcción nefasta como la de su país.

Porque, por ejemplo, entre las declaraciones penales de la ex-vicepresidenta presidiaria sobre los 24 millones de quetzales y el agüita mágica para limpiar el Lago de Amatitlán o las del idiota y racista de donald trump -en minúsculas- uno piensa que los políticos aparte de ladrones tienen serias deficiencias en el orden mental; pero -por razones de la ambición- han llegado al poder y lo han ejecutado torciendo las posibilidades de la vida social. Es decir, se han robado el dinero que les corresponde a los ciudadanos, quienes pagamos impuestos para tener ciertos beneficios sociales.

También uno puede leer u oír las noticias de las mujeres víctimas de la violencia de la guerra civil en Guatemala y el doloroso proceso de resarcimiento que han tenido que aguantar; para que después de 30 años ellas, la mujeres de Sepur Zarco, pueden respirar con cierta dignidad; así nosotros podamos comprender que los abusos físicos, sexuales y emocionales cometidos contra ellas por parte de los militares tienen un castigo. Pero lo sorprendente es cuando uno lee los contra comentarios de los “también” ciudadanos  -en las redes sociales- sobre estas noticias, quienes opinan algo ideologizado -con su mentalidad derechosa- concluyo que tienen su filiación política en la maldad, como el miserable de Donald o una analista menor que una vez expresó que los guatemaltecos éramos miserables.

¡Vaya! Uno con estas respuestas emitidas contra las mujeres de Sepur Zarco se queda con la idea que la humanidad -como conjunto de seres vivos- no lo va a lograr por la incapacidad de la mayoría de ver el bien común. Porque nadie en su sano juicio puede decir que las víctimas son utilizadas como mecanismo politiquero, pero quienes lo hacen tienen la mezquindad como conciencia, porque su madre, quien los o las parió, solo pudo haberlo hecho por un acto de maldad; o estos seres miserables no piensan que  sus hermanas, primas, tías, abuelas son mujeres también y merecen, en tanto que seres humanos, todo el respeto como las mujeres de Sepur Zarco.

Querido lector o lectora me alargué en las noticias de las mujeres víctimas porque es un tema doloroso, pero mi tesis central en esta columna es sobre que “en la actualidad lo universal forma parte del espacio local.” Sobre todo, con esa "virulencia" de la información que se tiene en la redes sociales. Con ese tráfico de noticias e información uno se termina enterando de cada cosa que pasa en el mundo, que mi abuela, quien solo es un recuerdo, se horrorizaría ante tanta inquina como maldad.



Pero el mundo gira y ahora grita -desde esa visión virtual- todo lo que le sucede y es cuando comprendemos que la política actual -como ejecución del poder- es el arte de la desinformación. Es decir, los individuos politiqueros, quienes participan en el "juego" del gobierno, deben crear suficiente confusión informativa -como una condición necesaria- para que los ciudadanos no entendamos que es lo que sucede, incluso opinemos tonteras como la mayoría en las redes sociales o solo nos levantemos cada mañana y oigamos, a veces sin querer, las noticias nefastas de la política local de nuestra patria. ¿Dónde está usted querido lector o lectora?

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